Daría para una extensa publicación acercar la historia del fenómeno del Turismo en nuestra ciudad. Caer en la cuenta de que Rota cuenta con un atractivo natural y cultural que nos convierte en referente vacacional es un hecho que se repite en Ayuntamientos y vecinos roteños desde la mitad del siglo XIX. Y en todas estas décadas, hemos sido conscientes de que nuestro presente y nuestro futuro depende, en parte, de todo un fenómeno digno de estudio: el veraneo.
Intentaré acercar, lo más resumido posible, cómo nace y se desarrolla, desde el siglo XIX hasta la II República (1936), una actividad industrial en torno al turismo que iría transformando tanto socio-económicamente como urbanísticamente nuestro frente marítimo.
Durante la segunda mitad del XIX, el desarrollo de una clase burguesa favorecerá el desarrollo de las prácticas de baños de mar y la frecuentación de la playa, en especial entre estos nuevos grupos sociales, que se desplazaban hasta localidades vecinas para recibir estos baños.
El primer período identificado se inicia en 1858 con una instancia presentada por el vecino Francisco Fernández de la Lastra haciendo presente haber establecido unos baños de mar en “Las Almenas” para proporcionar a este pueblo un medio de adelanto con la concurrencia de forasteros. Estos baños, atractivo turístico y terapéutico para familias que venían al pueblo buscando alivio a ciertos males (anemias, úlceras, parálisis o reumatismo), dieron lugar a la práctica de la Talasoterapia y la Helioterapia.
En la playa de Las Almenas (actual Rompidillo) alcanzaron gran renombre los "Baños de la Garzola", que estuvieron durante más de 30 años consecutivos y solo podían ser usados por mujeres. Se trataba de una casa, llamada “Casa honda”, con su fachada posterior a la playa.
De la parte posterior de la casa se bajaba al baño, pero este no se tomaba en el mar a cielo descubierto, sino en una porción limitada por cuatro palos y techo de madera.
El desarrollo de esta actividad estimuló a don Perfecto Ruiz de Lacanal a montar otra instalación de baños, con mayor comodidad y organización, con habitaciones comunes e individuales y usados por una clase social más pudiente.
Se puede considerar que el primer promotor turístico con cierto peso en Rota es Domingo Figueroa Pedrero, vecino de Jerez. Se percató del potencial de la playa de La Costilla y compró terrenos hacia 1890 en la actual calle Higuereta para levantar su Balneario Ntra Sra del Rosario.
Este establecimiento disponía de amplios espacios y terrazas al mar, e instaló en sus bajos baños de mar caliente, que tuvieron una extraordinaria aceptación.
Además obtuvo la cesión de 300 metros lineales de playa para la instalación de casetas móviles que podían rodar por la arena hasta llegar a la orilla.
El proyecto ferroviario que llegó a Rota en 1893 de una vía del Puerto a Sanlúcar, pasando por nuestro pueblo, el “Tren de la Costa”, supuso una mejora considerable de acceso a nuestro pueblo.
Artículo aportado por cortesía de Joaquín Arévalo Alonso. Imagenes aportadas por el autor, incluyendo la toma de captura de GoogleMaps.
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